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Los
jóvenes comprueban la ardua labor de los maestros del cuero, el barro, la madera,
la palma o el calado
Más
de 200 artesanos
de todas
las islas que participan en
la 27ª Feria Insular de Artesanía de
Antigua
han
enseñando sus oficios a unos 3.000 escolares de diferentes centros educativos de la Isla, que se han desplazado hoy
hasta el recinto ferial
acompañados de sus profesores para comprobar en vivo la ardua labor de los maestros
de la plata, el hilo, el cuero, la madera, el
barro,
la palma, el
cristal o el
calado.
Las
demostraciones prácticas de los profesionales de
los oficios deleitaron a
los
jóvenes durante el recorrido por
todos los puestos, complementado por las didácticas explicaciones
sobre el origen, el proceso de fabricación, la utilidad y las técnicas empleadas en la creación artesanal.
Muchos no perdieron la oportunidad de
adquirir alguno de los objetos hechos a
mano, caracterizados por una gran variedad
de formas,
tamaños y elementos decorativos, reflejo de la paciencia, la precisión y la maestría artesanal. Entre estos últimos figuran las
representaciones en miniatura las tradiciones y costumbres de nuestros antepasados, como los llaveros de madera inspirados en los podomorfos de Tindaya, pintaderas y molinos y molinas desmontables.
La
Feria Insular de Artesanía
también es un buen escaparate en el que se pueden
encontrar colgantes e imanes de cerámica, muñecas de trapo para jugar o depositar un pijama, lápices decorados con topes de goma eva, búhos de fieltro, jaulas y queseras de caña, tirachinas elaborados con madera
de acebuche, trompos, monederos y fundas para móviles realizados con tela, juguetes tradicionales y
marionetas de gomaespuma ideales para contar cuentos, en
forma de dragones, hadas, piratas
o
duendes. Un amplio
universo al alcance de todos.
La
visita les permitió conocer también
el trabajo de la familia Hernández Hernández,
natural de Pájara
y Premio Insular de Artesanía 2014. En su stand aprendieron el
proceso de elaboración de
objetos de palma, desde cortarlas, secarlas, deshojarlas,
abrirlas y humedecerlas hasta seleccionarlas. Y allí vieron a José Hernández, a sus hijas María Jesús y Ana y a dos de sus nietas- Victoria y Adriana- en plena faena, trenzando
la empleita de donde salen objetos tan innovadores como adornos florales, marcadores
de libros, lápices
decorados
con pequeñas escobas
de
palma
y otros recuerdos en
miniatura, como
corbatas,
camellitos y broches.

