El Cabildo de Fuerteventura y el Ayuntamiento de
Antigua formalizaron ayer la recepción de las obras de rehabilitación de la Torre de San
Buenaventura y su entorno, que se han venido desarrollando durante los últimos
meses.
El Cabildo ya completó, a comienzos de año, la
rehabilitación de esta edificación de carácter defensivo construida por la
autoridad militar de la época entre los años 1741 y 1743; para posteriormente
acometer el acondicionamiento del entorno, todo ello declarado Bien de Interés
Cultural. La alcaldesa de Antigua, Genara Ruiz; el consejero de Cultura y Patrimonio
Histórico, Juan Jiménez; y la consejera de Obras Públicas, Edilia Pérez,
supervisaron ayer los trabajos junto a los responsables técnicos.
El Cabildo ha alcanzado un acuerdo con los
propietarios para su próxima apertura al público, de modo que turistas y
vecinos puedan conocerlo.
Las obras han supuesto una inversión de 81.000
euros, que se ha divido en dos partes fundamentales.
La primera, centrada en la rehabilitación de la
estructura propiamente dicha, incluyendo la eliminación de una serie de
elementos no originales que se habían introducido con los años y el
acondicionamiento interior con labores de carpintería y mampostería.
Esto ha conllevado la eliminación de elementos no
originales y la puesta en valor de su exterior (resaltando sus materiales
originales, sillares de piedra basáltica y volcánica); y, en el
interior, la adecuación de todas sus dependencias: Planta baja y planta alta,
columna central, escalera interior, cubierta, aljibe, sótano y habitación de
oficiales.
Una segunda parte de la obra ha estado dirigida a
integrar la edificación en el entorno, que es la que ahora finaliza. Se han
introducido elementos arquitectónicos para separar simbólicamente la torre de
la zona de uso privado y turístico, abriendo la edificación, en el lado
opuesto, al paseo marítimo que la rodea. Para ello se han rehabilitado
elementos como el foso y el puente levadizo.
Torre de San Buenaventura
La Torre se construyó como defensa de la bahía de
Caleta de Fuste, pues allí se encontraba uno de los tres puertos principales de
Fuerteventura, siendo ésta una zona de fácil acceso para corsarios y otros
invasores que se hacía necesario defender. Tanto es así, que en sus primeros
años de servicio experimentó una ampliación de sus muros, desde los 3 metros que
tuvo inicialmente hasta los casi 6 metros de grosor actuales, tras sufrir
desperfectos por bala de cañón en un ataque pirata.
La Torre de San Buenaventura pasó a manos
privadas en el siglo XIX, probablemente a partir del momento que pierde su
utilidad defensiva (aunque se conoce su uso por un breve espacio de tiempo
tras la Guerra Civil Española).
A finales de la década de los años 70
del siglo XX, con el inicio del desarrollo turístico en Fuerteventura, la torre
queda enmarcada en la zona turística a la que da nombre (Caleta de Fuste o El
Castillo), construyéndose entre los años 82 y 83 el complejo turístico cuyas
piscinas circundan el edificio en la actualidad.
Es por ello que uno de los principales objetivos
de este proyecto de rehabilitación es ejecutar al mismo tiempo una correcta
delimitación del edificio (reconocido como Bien de Interés Cultural),
separándolo de la parte privada de titularidad turística e integrándolo en el
paseo marítimo, de uso público, para facilitar su visita y disfrute por parte
de todos los vecinos y visitantes.
Características y evolución
Su parcela se sitúa sobre una superficie de 2.000
metros cuadrados. La torre propiamente dicha ocupa una superficie de 300 m2,
estando asentada en un cuerpo troncocónico de 10 metros de base y una altura de
coronación también de casi 10 metros. Consta de dos plantas,
conectadas a la cubierta mediante escalera interior, y sus muros
alcanzan los 5,5 metros de grosos.
En la primera planta con bóveda de cañón se
encuentra la sala principal de la torre, que dispone de un aljibe para recoger
el agua de lluvia mediante un canalón de madera.
La planta baja cuenta con las dependencias del
servicio (en que dormía la tropa) y con un almacén de pólvora (o santa
bárbara). Su artillería original era de dos cañones de hierro, desaparecidos
del entorno de la torre a finales de la década de 1740.
Veinte años más tarde, se ejecutan antes de 1768
la ampliación de la torre, por el mal estado de la misma. Es en ese momento
cuando se dobla el grosor de los muros, y se habilita entre los dos
muros una escalera de acceso interior a la cubierta, y bajo esta, un nuevo
aljibe. Se dice que el antiguo aljibe pasó entonces a utilizarse como sala de
tortura, haciendo caer agua gota a gota desde la cubierta hasta la cabeza de
los prisioneros.
Como única fortificación de Fuerteventura junto
al faro de El Tostón de El Cotillo, su ámbito de protección se remonta al año
1949 en que se declaran bajo la protección del Estado en virtud de un decreto
del Ministerio de Educación Nacional sobre la protección de los castillos
españoles.

