Fuerteventura inaugura este jueves su Archivo General Insular, recuperando los primeros textos escritos en Canarias





El Cabildo de Fuerteventura ultima los preparativos para la inauguración del edificio del Archivo General Insular de Fuerteventura, prevista para este próximo jueves, 18 de diciembre, a partir de las 20.00 horas. 


La inauguración "tendrá además un significado especial para la Isla,  porque permitirá volver a contemplar los manuscritos lulianos dos siglos después de su traslado fuera de la Isla. La infraestructura demuestra además la solidez de la apuesta desarrollada durante estos años por el Cabildo de Fuerteventura en materia de infraestructura y equipamiento", explicó el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera, durante la visita realizada esta mañana al edificio.

El consejero de Cultura y Patrimonio Histórico, Juan Jiménez, recordó que "la puesta en marcha de este nuevo edificio aportará mejoras sensibles no sólo en la conservación de documentación oficial e histórica, sino que además facilitará la labor de los investigadores y contribuirá a dinamizar la actividad cultural. Es un edificio emblemático".

Por su parte, la consejera delegada de Infraestructuras  del Cabildo de Fuerteventura, Edilia Pérez, señaló que "este edificio forma parte de un plan de trabajo ambicioso que en su momento puso el Cabildo en marcha, con infraestructuras funcionales pero también representativas, que nos ha permitido invertir más de 90 millones d euros en una veintena de proyectos distribuidos por toda la Isla".   

La construcción del edificio del Archivo Histórico de Fuerteventura ha requerido de una inversión de 2.484.24 euros. La superficie total construida es de 3.557 m2, en una parcela rectangular de 17x55m. El proyecto es obra de los arquitectos Nuría Vallespín, Jorge Arribas y Daniel Padrón, y se distribuye en cuatro plantas (sótano, planta baja, primera y segunda).

El edificio cuenta con un diseño específico ubicado en torno a una plaza  que relaciona el edificio con las otras instalaciones públicas ya construidas y en servicio y las que está previsto realizar en la zona en un futuro al tratarse de una parcela de titularidad pública. El edificio cuenta además con espacios destinados a actividades culturales, sala de exposiciones, sala de investigación, sala de estudios, etc.

Como criterios generales, la doble finalidad del edificio (conservación de la memoria documental histórica – funciones administrativas y de investigación) lleva a su ordenación en dos zonas bien diferentes, articuladas por un amplio acceso y vestíbulo público en conexión con la plaza y la ciudad, accesible desde ambos lados del edificio, convirtiéndose en una prolongación de la plaza pública.

A partir de ahí, un área de archivo perfectamente ordenada y compacta, concebida como un lugar donde el valor de su contenido y el funcionamiento del programa que encierra, se anteponen a cualquier otro condicionante de tipo arquitectónico evidenciándose en la rotundidad geométrica del volumen con que se plantea.  Con respecto al otro bloque, dedicado a actividades culturales, se plantea con carácter público y la vocación de compartir y transmitir la información guardada en el volumen principal.

En relación a la distribución, el sótano cuenta con 869 m2 de superficie, que se destinarán a instalaciones, fondo documental y servicios. La planta baja 810 m2, distribuidos en vestíbulo, recepción, sala de actos culturales.

Mientras que la primera planta, con 764 m2, cuenta con un bloque dedicado a actividades culturales que incluye un área de exposiciones de 264 m2; y un bloque de depósito, fondos documentales y trabajo. En la segunda planta, con 699 m2, se destina igualmente una parte a área de trabajo y fondo documental, y otra parte a salas para investigadores, biblioteca, audiovisuales, informática, etc.

Manuscritos Lulianos

Los denominados Manuscritos Lulianos  son unos textos del siglo XV, relacionados con el entorno de Fray Juan de Santorcaz y San Diego de Alcalá, y considerados los más antiguos escritos en Canarias, combinan enseñanzas de Ramón Lull con anotaciones propias y referencias a Betancuria y Fuerteventura. Durante siglos permanecieron en Betancuria, dando testimonio del papel relevante que la localidad desempeñó en la expansión atlántica.

Desde finales del siglo XIX fueron trasladados a Gran Canaria  para una mejor conservación, ante el peligro de deterioro que venían sufriendo en la Isla.