La plaza donde reubica la molina recibe el nombre de José Antonio Umpiérrez
Bolaños. La inauguración de ambos espacios tendrá lugar este sábado día 13 a las
19:00 horas
11 de diciembre de 2014
El Ayuntamiento de La Oliva y
el Cabildo de Fuerteventura inauguran este próximo sábado, 13 de diciembre, a
partir de las 19:00 horas, la restauración de la Molina de Manolo Hierro y la habilitación
de la plaza pública en que se ubica, en el interior del casco de Corralejo, un nuevo
espacio nombrado en homenaje a José Antonio Umpiérrez Bolaños.
La colaboración entre el
Cabildo de Fuerteventura y el Ayuntamiento de La Oliva ha permitido restaurar
la Molina de Manolo Hierro, inmueble histórico que también lleva el nombre de
un vecino majorero ilustre.
El presidente del Cabildo,
Mario Cabrera, y la consejera de Obras Públicas y Carreteras en la institución,
Edilia Pérez, visitaron las nuevas instalaciones junto a María Teresa Hierro,
arquitecta redactora del proyecto y descendiente de los propietarios, al ser su
bisabuelo hermano del célebre molinero.
Mario Cabrera valoró que
esta molina representa "el ingenio que tenían antiguamente los majoreros
para aprovechar los recursos. La molina proviene de La Palma y fue una novedad
con respecto al molino, porque permitía su transporte y trabajar en una sola
planta. Además, en este caso concreto, es especial por conservar detalles en su
construcción de su propietario, que
también era carpintero de ribera".
Edilia Pérez indicó que con esta "son ya catorce las restauraciones
de molinos y molinas que ha ejecutado el Cabildo en toda la Isla en la última
década, por tratarse de elementos que consideramos tienen un enorme interés cultural
y patrimonial, tal y como reconoce la declaración de BIC de una mayoría de ellos.
Sólo en Corralejo hay cuatro de estas estructuras y sólo queda uno por
restaurar, lo que tendrá lugar el próximo año al incluir el Cabildo en sus presupuestos
la restauración del Molino de Domingo Domínguez, a sólo una manzana de la
molina que hoy visitamos". Este proyecto, agregó, "aventura unos muy
buenos resultados por sus características y especial ubicación en el centro del
pueblo".
De la molina a inaugurar este
sábado cabe destacar que fue trasladada en
primer lugar desde su anterior ubicación en
la calle Bajo Amarillo, donde había quedado relegada a un pequeño solar entre
dos edificios, hasta el solar actual, propiedad del ayuntamiento. El pleno
municipal acordó por unanimidad el nombre de José
Antonio Umpiérrez Bolaños en recuerdo del director
musical de la Rondalla Dunas de Corralejo, hijo del fundador de esta formación
y delegado en el norte de la Isla durante muchos años del Consorcio Insular de
Aguas, fallecido este año.
Igualmente, aunque su
propietario actual es el Ayuntamiento de La Oliva, la molina debe su nombre e
historia a otro personaje célebre del municipio, Manuel Hierro Viera, que fue
carpintero de ribera, alcalde pedáneo de Corralejo, molinero, custodio el
primer teléfono militar instalado en Corralejo en 1943, etc. Se casó con Petra Umpierrez Estévez.
Según relata María Teresa
Hierro como conocedora de su historia familiar, fue el empeño de su tío bisabuelo lo que hizo
posible que la estructura llegara al norte de la Isla. Manuel Hierro nació en Jandía en 1893 y
vivió en Corralejo hasta su muerte en julio de 1962. "Su padre, José
Hierro Garrido, era natural de Huelva, y a él debemos la presencia de este
apellido en Fuerteventura, tras establecerse en la Isla para trabajar como farero
en Jandía".
La molina fue comprada por
Manuel Hierro en 1925 en los Llanos de la Concepción y toda la maquinaria se
trasladaría en burros y camellos hasta Corralejo, donde ya había comprado al
señor Marcial Viñoly, natural de la Oliva, el solar. Allí se construyó la
estancia de piedra realizada por pedreros de Lanzarote, para luego instalar la
molina con la ayuda de su hermano Miguel Hierro Viera, que era carpintero.
Se trata de una molina de
seis aspas y responde al patrón tradicional: construcción de planta rectangular
de mampostería de piedra y barro revestidos con mortero de cal. De las piedras de moler así
como de su mantenimiento, se encargó Juan Calero, que era el muescador de la
zona. Allí se molía trigo, cebada, cosco y se mezclaba con garbanzos, arvejas,
etc. para conseguir otros sabores diferentes.
Nunca se molía el día del
Carmen y el jueves y viernes Santo por respeto y tradición. En septiembre de
1989 las aspas de la molina fueron arrancadas por un vendaval y terminaron en
el mar junto con todo lo que encontró a su paso después de atravesar Corralejo.
Después de este suceso, la
molina no se volvió a usar como tal hasta nuestros días. Gracias al acuerdo de
la familia con el Ayuntamiento de La Oliva y con el Cabildo de Fuerteventura
para acometer su rehabilitación, vuelve a levantarse esta obra que recupera
parte de la memoria del Corralejo de antaño.
Molinos y molinas de Fuerteventura
Los molinos
y molinas –o molinos 'hembra'- que pueblan la geografía insular son
algunos de titularidad pública y otros de titularidad privada.
Independientemente de esta circunstancia, el Cabildo ha asumido en las últimas
décadas el compromiso de restaurar todos estos inmuebles, especialmente
aquellos que cuentan con la catalogación de Bien de Interés Cultural.
Entre las que son propiedad del
Cabildo, son varios los molinos y molinas que se encuentran en
funcionamiento y habilitados para su visita, como ocurre con el Molino de
Antigua, el Molino de Tiscamanita o la Molina de Tefía. Otros como
la Molina de La Asomada, el Molino del Durazno o la Molina de
Almácigo, que han sido objeto de restauraciones recientes por parte del
Cabildo, tienen titularidad privada y son los propietarios quienes se
comprometen a facilitar su visita al público y a ocuparse de su conservación.
En total hay 23 molinos
y molinas reconocidos como BIC en toda la Isla y que han sido
rehabilitados gradualmente en las últimas décadas.
Las molinas o
'molinos hembra', aunque menos comunes que los molinos, son un elemento
arquitectónico cuyo uso se extendió durante décadas en el entorno rural de
Fuerteventura, debido a que su utilización o alquiler suponía un proceso
fundamental en el economía de la Isla, eminentemente cerealista.
La invención de
la molina o molino 'hembra' se atribuye a Isidoro Ortega, natural de
Santa Cruz de La Palma, en el siglo XIX. Su principal innovación es que reúne
en una única planta las actividades de molienda y manipulación del grano, lo
que supone una ventaja con respecto al molino (que ya existía en Canarias a
finales del s. XVIII), en el que el molinero ve dificultada su tarea al tener
que desplazarse constantemente entre las dos o tres plantas del edificio.
Otra cualidad de
la molina es su 'portabilidad'. Al ser su principal característica la
marcada diferencia entre la maquinaria y el edificio,
la molina permitía a sus propietarios, en caso de necesidad,
transportar en un momento dado la torre y la maquinaria de molienda a una nueva
edificación, lo que resultaba relativamente sencillo ya que ésta consta
únicamente de una sola habitación cuadrangular.
Asimismo, la configuración de
la molina facilitaba su desmontaje cada cierto tiempo, operación que
era necesario realizar para 'picar' las piedras de moler una vez que alcanzaban
cierto nivel de desgaste, como consecuencia de la fricción.
Señales
Antiguamente, el molinero
colocaba las aspas de diferentes maneras para comunicar a los vecinos la
disponibilidad del molino. Una vela rizada a media aspa en lo alto, con las
aspas en forma de cruz, indicaba que el molino no tenía molienda y que por lo
tanto cualquier agricultor o vecino podía acercarse a moler su grano sin
guardar la vez. Si el molinero recogía la vela más alta hasta el extremo del
aspa, significaba que se encontraba 'picando' la piedra de moler, con lo que el
molino quedaba fuera de servicio temporalmente. La primera molienda después del
picado se hacía con granos del molinero para limpiar las muelas de la
'picadura'.
Proceso de molturación
El proceso comienza colocando
las velas, que están en las aspas, de cara al viento. La torre de la molina,
que es capaz de girar sobre sí misma, se orienta manualmente desde afuera
utilizando el rabo o timón, que se fija al suelo. El giro horizontal de las
aspas se transforma en vertical al pasar la rotación de la rueda dentada al
husillo. Este giro se fija en la piedra molinera superior a través de una pieza
llamada cangrejo. La molienda del grano se produce gracias a la fricción entre
la piedra molinera superior e inferior, que es fija. El grano tostado cae
inicialmente desde la tolva a la canaleja y, a medida que se va triturando, se
desplaza hacia fuera hasta las paredes de la balsa o harinal, desde donde,
finalmente, cae pasando por el cajón hasta el saco o costal.
Los molinos
y molinas se controlan utilizando la palanca de freno, que cuenta con
una pletina metálica que presiona la rueda dentada para disminuir su fuerza.
Asimismo, el molinero debe controlar al mismo tiempo la separación entre las
dos piedras para regular el grado de molturación del grano. Esto se hace
mediante otra palanca situada en la parte inferior de la balsa.
Plan de restauración
A lo largo de los años, el
Cabildo de Fuerteventura ha ido incorporando a su patrimonio los diferentes
molinos y molinas que se encuentran distribuidos por todo el
territorio insular, hasta contar en la actualidad con 14 de los 23 que han sido
catalogados como BIC, en la categoría de monumento, según el Decreto 162/1994,
de 29 de julio del Gobierno de Canarias.
El Cabildo ha restaurado doce
de estos molinos y molinas que son de su propiedad e impulsado la
rehabilitación de otros que pertenecen a vecinos y particulares, como es el
caso concreto del Molino de El Durazno, entre otros.
Referencia Histórica
Los molinos de viento han
pasado a formar parte del paisaje majorero, como testigos mudos de un pasado en
el que desempeñaron un importante papel económico. En Fuerteventura se fueron
construyendo a lo largo de la geografía insular, especialmente en la zona
centro-norte, desde finales del siglo XVIII y principios del XIX, y en
respuesta a las necesidades climáticas y socioeconómicas de la Isla. La
presencia constante de los vientos alisios, que constituían su fuente de
energía, y la tradicional economía cerealista de la Isla, favorecieron la
implantación de estas edificaciones.
El molino de viento proporcionó
enormes ventajas en la molturación de granos, aunque su introducción y
proliferación no determinó el abandono de los sistemas de molienda más
antiguos, como el molino de mano o la tahona (de tracción animal).
Otros proyectos
El Cabildo y el Ayuntamiento de
La Oliva trabajan también en el proyecto del Molino de Domingo Domínguez,
ubicado también en Corralejo.
Para poder llevar a cabo estos
dos proyectos ha sido necesario, en primer lugar, la adquisición de ambos
inmuebles, que se encontraban en manos privadas, por parte del Ayuntamiento de
La Oliva. El Cabildo de Fuerteventura, por su parte, ha asumido la redacción y
ejecución de ambos proyectos de restauración, así como de dotarlos de la
financiación necesaria, más de 300.000 euros entre los dos.
Hay que destacar el interés que
tiene para Corralejo poder ver restaurados dos edificios históricos y
emblemáticos del pueblo, que antiguamente junto a la Molina de Juan
Morera se encontraban en un espacio abierto y ligado al mar, nutriéndose de los
vientos alisios para poder funcionar y moler el gofio para todos los vecinos.
Con el desarrollo turístico de
las últimas décadas, los tres edificios habían quedado enmarcados en el espacio
urbano, el cual, sin embargo, ahora se revaloriza con la rehabilitación y
puesta en valor de las dos molinas y el molino, precisamente para el
disfrute de los vecinos y también de los turistas.
