LUIS MANUEL SANTANA PÉREZ Foto de la portada: Stephan Scholz. Desbordamiento de la capa de estratocúmulos atlántica
en las cumbres de Jandía el 11 de marzo de 2015
Este
artículo está dedicado a D. Pedro López Batista, por su entrega
generosa de información meteorológica de su propia estación Davis en Puerto del
Rosario; a D. Pedro Cabrera de Saá y al Dr. Juan Miguel Torres Cabrera, por sus
consejos sobre las características climáticas de una isla sorprendente; a la
Dra. Fátima Hernández Martín por sus sugerencias sobre el texto; al Dr. Stephan
Scholz por sus consejos y entrega de maravillosas fotos inéditas; a D. Andrés
Delgado izquierdo por su foto y diseño del texto y también, mi gratitud a AEMET
(Madrid) por facilitar las imágenes gráficas. Aunque, a
priori, pueda parecer que el nombre de nuestra isla se deba a la generosidad de
los vientos que la azotan, su origen y significado es bien distinto. Se dice que el nombre de la isla, Fuerteventura,
proviene de una exclamación que hizo el normando Jean de Bethencourt, al llegar a la isla en 1402: "Que forte
aventure". El nombre “Forte Ventura” fue puesto en la
época con el sentido de “Gran Afortunada”. La iniciativa de trabajar este fenómeno
oceánico y sus consecuencias ambientales en Fuerteventura ha sido iniciativa
personal de conocer el clima benigno de una isla, que denomino, sorprendente. La monografía muestra la importancia de
los afloramientos marinos, junto a los vientos cálidos a calientes, húmedos
septentrionales en los aledaños de Fuerteventura y sus posteriores
consecuencias atmosféricas en el desarrollo de nubosidad orográfica sobre los
macizos montañosos de altos de Jandía (sursuroeste), Betancuria y Antigua
(centro) y Tefía (noroeste).
Despliegue neblinoso y cielos nubosos sobre la
mitad norte insular. Un trabajo con fin divulgativo de desmitificar las condiciones adversas de la isla sedienta, donde el clima es
semihúmedo a húmedo y cálido la mayor parte del otoño, invierno y primavera,
ahora bien, húmedo y caliente en verano.
No es cierto que en todos
los lugares y todaslas
estaciones del año soplen vientos con las mismas intensidades.
Las
observaciones anemométricas realizadas con la red de estaciones automáticas
tienen un denominador común, las intensidades del viento son moderadas a muy
fuertes, vientos superiores a 10 Km/h, además, situaciones de viento en calma
esporádicas suceden en la franja costera meridional, cotas inferiores a 200 m.
En la alargada y estrecha costa sursuroeste a este soplan vientos superiores a
15 Km/h, siempre con alguna componente septentrional. La franja alargada de
medianía baja, franja central, cotas entre 200 m a 400 m, los vientos soplan
con menor intensidad, vientos débiles a moderados, eso sí, vientos que no
cambian de direcciones. ¿Y qué sucede con la ansiada
precipitación?.
El régimen pluviómetro de Fuerteventura es siempre escaso. La
isla tiene un relieve poco acentuado y su proximidad al continente africano
condiciona sus características climáticas. Las situaciones barométricas que
aportan cantidades de agua destacadas son las invasiones de frentes nubosos e irrupciones
de borrascas atlánticas, situaciones poco frecuentes, y sus efectos no se
manifiestan con notoriedad sobre la isla. Las condiciones meteorológicas propicias a
depositar agua son “siempre bien recibidas” en la isla sedienta. Las
precipitaciones débiles, lloviznas o “precipitaciones ocultas” están
estrechamente relacionadas con la elevada humedad ambiental transportada
vientos septentrionales, favorecidos por los afloramientos de aguas profundas
que los guían, cualidades climáticas gratas muy distintos a los espacios
continentales africanos de igual latitud. El informe está
escrito en lenguaje sencillo y pedagógico, dirigido a todos los lectores
interesados por temas ecológicos, muestra la encantadora belleza de Fuerteventura e instruye indirectamente
conceptos meteorológicos muy utilizados en los medios de comunicación.
Es
importante mencionar mi asombro al analizar los datos higrométricos de la
estación Puerto de Corralejo., donde muchos días a lo largo del año, el
contenido acuoso del aire corresponde a una atmósfera en un estado próximo a la
saturación.
Pensé que el sensor electrónico estaba averiado.
La tranquilidad
retornó cuando al analizar las observaciones recogidas en la estación
automática más próxima, alejada entre sí y una diferencia de altitud de 210 m,
mostraban valores ligeramente inferiores, pero del
mismo orden de magnitud. Las costas, medianía centro norte y cumbres son
lugares muy húmedos, y escenarios ideales para investigar la importancia de las
precipitaciones ocultas. Luis
Manuel Santana Pérez, físico, experto en meteorología y colaborador del MUNA,
Museo de Naturaleza y Arqueología LEER ARTÍCULO COMPLETO