Bárbara,
rescatada en La Pared, estaba intoxicada por ingesta masiva de plástico y Sara,
aparecida en Corralejo, estaba herida por una red
Los
dos ejemplares fueron reintroducidos a su hábitat en Gran Tarajal
22 de agosto de 2014
Fuerteventura
ha vuelto a hacer honor a su fama conservacionista con la puesta en libertad de
dos tortugas oceánicas, Bárbara y Sara. Estos ejemplares fueron rescatados
meses atrás con serios problemas de salud derivados del contacto con el ser
humano. Tras su tratamiento en el Centro de Recuperación de Morro Jable y en el
Centro de Recuperación de Tafira, en Gran Canaria, las dos tortugas regresaron
hoy al mar a través de la playa de Gran Tarajal.
Esta
reintroducción de las tortugas es parte del Programa de Educación Ambiental de
la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo que dirige Natalia Évora, en
colaboración con el Programa de Estudiantes de Verano.
La
historia que encierran estos ejemplares es similar a la de las cientos de
tortugas rescatadas y liberadas por el Cabildo de Fuerteventura a lo largo de
los años. Sus vidas estaban en riesgo por diversas afecciones derivadas del
contacto con el ser humano, ya fuera por basuras o por artes de pesca.
La primera
de estas tortugas, Bárbara, fue encontrada el pasado 13 de abril en la zona de
La Pared, municipio de Pájara. Su estado era muy delicado ya que padecía anemia
y deshidratación por la ingesta severa de plásticos que le estaban colapsando
el organismo. También sufría una infección de parásitos en sus aletas.
Es
importante recordar que la basura no orgánica –la que no se descompone
naturalmente- producida por el ser humano es uno de los grandes problemas para
la conservación del medio ambiente y el sano equilibrio de sus diferentes
ecosistemas.
Además, en
el caso de las tortugas el peligro se agrava con los plásticos debido a que se
confunden con una de sus principales fuentes de alimentos: las medusas.
Esta
tortuga fue trasladada al Centro de Recuperación de Morro Jable, donde recibió
medicación y cuidados durante varios meses hasta su vuelta a la normalidad.
La segunda
tortuga, cuyo nombre es Sara, apareció el 30 de junio en la costa de Corralejo,
municipio de La Oliva, con una profunda herida en una de sus aletas.
Este corte
fue producido al enredarse con una red de pesca -una malla, quizá a la deriva o
mientras estaba siendo utilizada- que fue cortándole la carne de la aleta hasta
casi seccionársela por completo. Además, esta tortuga no pudo librarse de parte
de este aparejo por lo que la lastraba e impedía que se alimentara normalmente.
Su cura se
produjo en Gran Canaria, en el Centro de Recuperación de Tafira con quien el
Cabildo mantiene acuerdos de colaboración en materia científica y de
conservación. En este caso, la única solución para salvar la vida del animal
fue la amputación de su aleta derecha.
Ambos
ejemplares de tortuga oceánica fueron puestos hoy en libertad en la playa de
Gran Tarajal, desde donde partieron hacia mar adentro en busca de alimento.
Dichos animales fueron marcados con sendos microchips para facilitar el
seguimiento científico de la especie si en el futuro vuelven a tener contacto
con el ser humano.
Cabe
resaltar la gran afluencia registrada durante la actividad, dado que,
señaló la consejera de Medio Ambiente del Cabildo, "este verano se han
organizado dos sueltas de tortugas abiertas al público en las playas de
la isla, una acción que acompañada de una charla a los asistentes nos
permite extender la concienciación en la sociedad majorera y también de
cara a los turistas de la importancia que tiene proteger el medio
marino. Las tortugas marinas son indicadores de la buena salud de los
océanos, y por lo tanto su presencia y conservación es una prioridad
para esta institución".
