- Desde 1942 hasta 1969 asistió a las vecinas de Agua de Bueyes,
Valles de Ortega y Tiscamanita, en una época donde solo había un médico en
Puerto del Rosario
La plaza de Agua de Bueyes se
denominará Partera María Gutiérrez Cardona, que realizó labores de partera
aproximadamente desde 1942 a 1969, acudiendo no solo a casi la totalidad de los
nacimientos de su pueblo de residencia sino también a otras localidades donde
era reclamada, como Valles de Ortega o Tiscamanita. Su trabajo y su ayuda fueron
fundamentales en una época en la que sólo existía un médico en Puerto del
Rosario y una comadrona en Gran Tarajal, a lo que se sumaba la carencia de
transportes y de vías de comunicación transitables.
El pleno del Ayuntamiento de
Antigua ha aprobado hoy una propuesta del concejal de Educación y Patrimonio
Histórico, Isidoro Hernández, para que la plaza del pueblo de Agua de Bueyes
lleve el nombre de María Gutiérrez Cardona, en agradecimiento a su gran labor,
que solo dejó de ejercer cuando tuvo que desplazarse a Gran Canaria para
trabajar en la zafra del tomate, al igual que hicieron muchos majoreros de la
segunda década del siglo XX. La iniciativa obtuvo el respaldo del grupo de
gobierno, así como de los grupos de la oposición PPMajo, LDC y PDLA, contando
con la abstención de CLAN.
Doña María Gutiérrez Cardona
nació en Agua de Bueyes 1889 y se casó con Don Antonio Alonso Mederos, con
quien tuvo tres hijas y dos hijas, viviendo aún Peregrina Alonso Gutiérrez en
el mismo pueblo. Según se refleja en la iniciativa municipal, su hija señala que
desempeñó su trabajo de forma “altruista”, siempre dispuesta a salir “a la hora
que fuera” para atender a las parturientas. Con el tiempo, su predisposición y
entrega se tradujo con el tiempo en un “enorme agradecimiento” de todas las
mujeres a las que atendió, además de toda los vecinos de la localidad.
En la propuesta presentada por el
concejal de Educación y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Antigua,
Isidoro Hernández, se refleja el importante papel que jugaron las parteras,
comadronas o nanas en la historia de Canarias. Estas mujeres eran un ejemplo de
capacidad de superación, sacrificio y responsabilidad. Sin tener ninguna
obligación, dedicaban parte de su tiempo a ayudar a los demás, a traer niños y
niñas al mundo en unas condiciones sociales donde escaseaban los recursos.
Vecinas comprometidas con un
oficio, que se transmitía de madres a hijas, siempre estaban disponibles para
quien lo necesitara, a cualquier hora y en cualquier lugar. La mayoría no
cobraba por sus servicios, pero nunca se iban con las manos vacías, sino con
una gallina, huevos, verdura y otros productos de la tierra, proporcionados de
manera voluntaria por la familia de la mujer que daba a luz.
Labor de la partera
En la propuesta municipal se
resalta que la figura de la partera ha desempeñado un papel relevante desde la
época aborigen y que ha pervivido prácticamente hasta nuestros días. Su labor era
atender a las parturientas los meses previos al alumbramiento, asistirlas
durante el parto, cortar el cordón umbilical y aconsejarlas sobre la dieta
necesaria para lograr una rápida recuperación.
Su tarea no se limitaba a prestar
sus conocimientos y experiencia durante el parto, sino que, tras el
alumbramiento, visitaba diariamente la casa de la madre para lavar al recién
nacido y “curarle la vida”, en referencia al cordón umbilical. “Para ello, lo
ataba con hilo de coser, lo envolvía en una tela empapada en aceite y,
finalmente, lo cubría con un trapito. Posteriormente se fajaba el recién nacido
con otra tela llamada ombliguero u ombliguera. Cinco o seis días después se
desprendía la vida, que se acostumbraba a guardar durante bastante tiempo en el
interior de un recipiente”, se indica sobre el proceso realizado por la
partera.
La iniciativa del concejal de
Educación y Patrimonio Histórico refleja también que era frecuente que la
partera aconsejara a la madre que tomara una dieta especial después del parto,
fundamentada en líquidos, como caldo de gallina, chocolate, etc.