La
colaboración vecinal permitió localizar este pasado viernes el cadáver de un
delfín moteado del Atlántico (Stenella frontalis) que varó en una cala próxima a Majanicho. El
animal murió a consecuencias de un palangre con anzuelos de grandes
dimensiones, ya que aún permanecía enganchado.
El equipo del Instituto de
Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la ULPGC realizó la necropsia
al animal, en la que se confirmó la causa de la muerte. El grado de deterioro
del animal apunta a que ya llevaba varios días muertos cuando la marea lo
depositó en la costa. “El peligro del uso indiscriminado de estas artes de pesca
es evidente, en esta ocasión nos llega a la playa el cadáver de un cetáceo
enganchado en un gran anzuelo, pero probablemente habrá otros muchos animales
que sufran sus consecuencias y no nos enteremos porque el palangre se lanza
lejos de la costa”, explicó Natalia Évora, consejera de Medio Ambiente del Cabildo.
Los delfines moteados se caracterizan porque son muy
curiosos y confiados, y suelen acompañar a las embarcaciones saltando junto a
su proa. El ejemplar localizado este fin de semana es un macho adulto, de 1’70
de longitud. Los adultos pueden llegar a superar
los 2 metros de longitud y más de 100
kilos de peso.
Forman grupos numerosos de adultos con crías y
juveniles y a veces grupos de juveniles solos, aunque lo más frecuente son los
grupos mixtos. La alimentación está basada en peces y cefalópodos. Es un animal
de hábitos oceánicos, que se suele avistar con preferencia a una profundidad de
entre 600 y 900 m. En Canarias se observan con regularidad en todas las
islas. Aunque pueden llegar a estar presentes todo el año, los avistamientos
son muy frecuentes en invierno y primavera.